jueves, noviembre 25, 2010

El desarrollo trae aparejados cambios, no siempre satisfactorios para todos.
La vida nocturna de una localidad puede diferenciar un pueblo de una ciudad.

Cientos de jóvenes en un par de cuadras, al aire libre, compartiendo un espacio, un lugar de encuentro en el que están contenidos por los ojos de la sociedad, en un sector con iluminación artificial, donde no se han producido enfrentamientos o disturbios en los últimos años.

La situación sería distinta si esos mismos cientos de chicos se distribuyeran por las calles de la localidad, más teniendo en cuenta que durante la noche solo queda una guardia policial visible en el centro de la localidad. Esos mismos jóvenes distribuidos en distintos grupos pueden optar por ir a un lugar cerrado, o con poca luz, donde no son observados por nadie, corriendo con mayores riesgos que los que tomarían en un lugar visible.

El municipio de Choele Choel debería tomar en cuenta el pedido de los vecinos que piden se acaben los ruidos molestos que generan los jóvenes en calle Kennedy. En caso de aceptar el municipio este pedido, no corre el riesgo de tener que aceptar los pedidos de otros sectores, como han sido los pedidos de los chacareros de Paso Piedra para que no se realicen espectáculos nocturnos en la isla 92, o tomar medidas para que los vecinos cercanos al mangrullo no deban soportar tan seguido el ruido, que no les permite estar en sus propias casas.

Además sería necesario considerar que es ruido molesto, porque el día de mañana una persona de oídos sensibles puede pedir que se prohíba la circulación de los vehículos gasoleros, las obras en construcción y hasta las bandadas de loros.

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