miércoles, febrero 24, 2010

Capitulo VIII
Historias y mitos del barrio El Ceibo.

En el ceibo éramos tan pobre que para los carnavales, mientras en los otros barrios se tiraban globitos, nosotros nos tirabamos ladrillos. Recuerdo que recién a mediados del 90 llego el primer arco iris a colores, hasta ese momento en el barrio lo veíamos blanco y negro. Pero la miseria no era inconveniente para nuestro normal desarrollo, fuimos creadores de deportes extremos como: saltar la cerca, esquivar las piedras, agarrar la gallina o esquivar al gomero.
Pero también en el barrio inventamos juegos de elite, cuando en los otros barrios se puso de moda el rugby, como nosotros no teniamos plata para comprar el balon, inventamos La Mojita, el juego consistía en saltar en un pie, el primero que apoyaba los dos pies debia intentar salir de la cancha, mientras permaneciera dentro de la cancha los demás participantes podian pegarle patadas y piñas sin piedad.
Cuando los otros andaban en bicicletas nosotros encontramos una rueda de tractor en la que nos metiamos adentro y girábamos, los otros utilizaban una pista para hacer saltos con sus bicicletas y nosotros metimos al chona adentro de la rueda y lo tiramos desde una loma hasta dentro del desagüe.
Fin


El mítico pozo en el que crecían billetes, fue durante un tiempo un enigma para nosotros, en el pozo veiamos aparecer billetes, también fue un enigma para un muchacho que veía como en el pozo desaparecían sus billetes.
El pozo estaba ubicado en el camino del campito de la Isaura (estación de servicio), donde años más tardes emplazarían un circuito de motos 50cc. El pozo mágico generaba billetes de 100 y 50 pesos, el pozo generaba plata dentro de una bolsita de pan de panaderia la estrella.
Nosotros sacábamos de a un billete, no queríamos abusar de la generosidad del pozo pero había al menos quinientos pesos en billetes arrugados, y llego un momento en que el pozo generaba nuevos billetes casi todos los días.
El pozo mágico permanecio allí por dos o tres semanas hasta que el pablo se dejo llevar por la ambición y saco toda la plata junta, el pozo dejo de ser un misterio para nosotros y se convirtió en un misterio para otra persona.
Nuestra mente borracha pensaba en un pozo mágico, pero en el fondo sabiamos que el jose no podía llegar con esa plata a su casa y por eso la escondía, es más la idea de que la escondiera fue nuestra y fue el propio pablo el que se encargo de espiar donde la escondía.
Años después de la desaparición del pozo, Pablo en una borrachera de navidad confesaria sentirse mal por aquello, no por el hecho de robarle la plata, si no por haberse quedado callado con lo que le estaba pasando a José.

La bruja de la esquina que curaba el mal de ojo mirando la novela de la tarde. La española como la llamaban, solo podía curar el mal de ojo mirando la novela de las siete, perla negra, una novela típica donde la mucama termina con el hijo del dueño.
La española curaba el mal de ojo y tiraba las cartas con la misma indiferencia de quien pisa una hormiga, durante todo el proceso miraba la novela.
Así muchas personas que se tiraron las cartas salieron del lugar pensando que no avanzaban en la vida por que tenian un maleficio, solo los más despabilados se daban cuenta que no avanzaban por gastarse su plata en tirarse las cartas.
Cuando ya había llegado el año 2000 la española confeso ser adicta a la virulana en pan, y que la adicción la llevo a perderlo todo, incluso el abono del cable, fue este motivo el que la inicio en la brujería barata y así sustento su adicción a la virulana y a las telenovelas por cable.
En la actualidad se la puede encontrar a esta mujer amparada en la oscuridad de las esquinas aspirando virulana mortimer.
Fin


La hamaca que no se hamacaba. En muchas partes del mundo se han propagado videos de hamacas que se mueven solas, se indica que esto es producido por niños que fallecieron en el lugar.
El barrio el ceibo fue el unico en tener un fenómeno paranormal contrario al del resto del mundo, el barrio tenia la unica hamaca que no se hamacaba, estimaban los vecinos que esto se debia a la presencia del Ñaco Marivil, un hombre de unos setenta años que murió mientras cagaba. El Ñaco tenía fama de una persona de pocos amigos y de molestarse con el ruido que producían los chicos en la plaza.
Hasta el barrio llego un cura y una monja que intentaron en vano hacer retirarse al Ñaco del lugar, pero el Ñaco era un hombre testarudo y su alma también. Su señora le prendía velas y el fantasma del Ñaco se las meaba.
Pasaron los años y los chicos del barrio se acostumbraron a no usar esa hamaca, pero el Ñaco se volvió cada vez más molesto y comenzó a realizar trabas a los chicos, a desinflar bicicletas y hasta a tirar piedras, incluso una vez empujo al Sergio desde arriba del tobogán quien perdio todos sus dientes de un solo saque.
Fue por este motivo que las autoridades tomaron la decisión de destruir la plaza, que permaneció abandonada por mucho tiempo.
fin