viernes, octubre 09, 2009

Mi sonido familiar
(esto lo publique en otro lado con otro final más propio a la localidad en la que resido)
El primer día de mi nuevos recuerdos -como llamo a los recuerdos posteriores al vacío- fue a poco de empezar el día más triste.
Desperté rodeado de gente que no conocía, sin saber que despertaba y de que despertaba, ellos se miraron y al mismo momento se abalanzaron sobre mi, sentí una lagrima ajena sobre mi mejilla, percibí la emoción de ese grupo de gente.
Surgieron las dudas y las respuestas que no aclaraban nada, mi desconcierto se convirtió en la incertidumbre de todos los presentes en la sala que recurrieron a la sapiencia de un profesional, quien luego de una breve evaluación dictamino cual era el escenario.
Un volver a empezar, cada uno intento en vano hurgar en mis recuerdos con anécdotas e historias, los mas allegados intentaron mostrar lazos sanguíneos y afinidades, la habitación se transformo en un circo en el que se desarrollaba un concurso y yo debía adivinar quien estaba debajo de esos rostros que me resultaban desconocidos, pero ganaría al recordar un dato más trascendental.
En ese instante descubrí que no había hecho en mi vida algo realmente importante, no me había comprometido con ninguna causa, no había escrito un best seller, ni cantado un hit, tampoco había tenido un hijo, no tenía mi propia casa, nunca había realizado algo apasionadamente, no tenía una vocación cierta, mi vida era como el techo de la habitación, blanca y con una diminuta luz que marcaba el camino.
Estaba mirando la habitación cuando note que a contra luz apoyada en la ventana, que marcaba que estábamos en planta alta, había una mujer que lloraba, apenas unos minutos antes me había abrazado y en ese abrazo me sentí seguro, por primera vez desde que había despertado.
La comprendí, entendí sus lagrimas, había estado a mi lado, no se por cuanto tiempo pero presentía que había estado a mi lado, me embargo por segunda vez una sensación de malestar, esa persona que se había desvelado por estar a mi lado, ahora sufría por mi frío abrazo, sufría que no la recordara, yo sufría haberla olvidado.
Las emociones me desbordaban, los nervios me consumían, pero a unos metros de distancia escuche un sonido familiar, era un sonido que si recordaba, era experto en separar tapas, agudice mi oído supe que dos o tres paredes me separaban de ese recuerdo nítido.
Mientras me incorporaba en mi cama volví a sentir el sonido, ahora lo distinguía mejor, lo separaban enroscándolo y tirando para atrás lentamente, lo supe solo por el sonido, sonido que muchas veces es imperceptible para el ser humano normal.
Atravesé un pasillo seguido por los ojos de los visitantes que no entendían a donde me dirigía, me detuve a dos puertas de la habitación de la que había salido, un gordito estaba emitiendo el único sonido familiar que recordaba, no recordaba las personas, no recordaba mi profesión, ni mi hogar, pero comenzaba a saber que yo era un gordo que podía escuchar a varios metros como se despegaba una masita merengada.

No hay comentarios.: